¿EXPERIMENTAS ESTRÉS?
¿Te ha ocurrido alguna vez sentir esa activación (posiblemente lo llames nerviosismo) ante una situación nueva? Quizás pienses que puedes solucionarla, pero no sabes cómo; o simplemente sientes eso y no sabes por qué.
¡Esa activación es necesaria!
¿Pero cuál es la línea que separa el estrés positivo de aquel que nos perjudica?
Cada día nos encontramos inmersos en situaciones en las que usamos los recursos que tenemos para manejarlas. Por ejemplo: ante una situación en la que tenemos que ponernos de acuerdo con nuestra pareja para ver quién va a ir a recoger al hijo al cole; usamos recursos como: recordar lo que tenemos que hacer ese día, organizarlo según horas en el pensamiento, adjudicarles prioridad a esas tareas, explicarlo con palabras a mi pareja y negociar cuál es la mejor opción para ese día.
Ante esta situación una persona puede responder de forma tranquila y resolviendolo de manera eficaz, mientras a otra persona puede producirle estrés. Otros ejemplos de situaciones pueden ser: hablar en público, preparar un examen, ir a una entrevista de trabajo.
El estrés, en muchas ocasiones se considera como negativo. Pero hay que decir que esa activación que surge cuando nos enfrentamos a cada situación, sea cotidiana o nueva, es la que nos permite percibir mejor las demandas que esa situación nos hace, nos mantiene alerta para poder responder de forma eficaz y rápida.
Entonces…¿De qué depende que una situación produzca un estrés vivido como malestar?
Como decían Lazarus y Folkman (1984) que el individuo se encuentre estresado depende tanto de las demandas del medio como de sus propios recursos para enfrentarse a ellos.
Hay personas que cuando se les presentan ciertas situaciones su evaluación automática inicial es de “esto es amenazante”. De manera que se disparan respuestas de estrés tipo: sudoración excesiva, y/o inquietud motora y/o taquicardia y/o pensamiento o autodialogo negativo, etc.
Otras personas hacen una evaluación tipo: “es una situación a la que puedo dar solución o soy capaz”, y la falla surge cuando van a poner en acción la conducta necesaria porque no sabe hacerlo o no encuentra la manera de ordenar el cómo hacerlo. Y ahí también ocurriría que se activaría el malestar.
El estrés es una de las posibles causas en algunos malestares físicos que se padecen: dolor de cabeza, arritmias, hipertensión arterial, lumbalgias, dolores de espalda, alteración de la líbido,…También se pueden manifestar con problemas en la conducta como comer en exceso, llorar sin motivo aparente o fumar.
Es claro en los estudios y en la experiencia vital, que hay diferencia entre situaciones como la muerte de un familiar que es un estresor potente e intenso, y que hay otros como organizar el día a día que es un estresor menos potente. Pero lo importante es como lo estás viviendo, ya que el estrés mantenido en el tiempo no tratado puede derivar en síntomas físicos como los mencionados previamente, preoucpación constante y otras patologías.
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